domingo, 1 de mayo de 2011

Mejor Imposible

Hubo una vez, hace algún tiempo, lo digo así porque en realidad no recuerdo cuando fue, todo tenía una razón de ser para mí, pero, como ya dije con anterioridad, eso ya pasó.

Probablemente todos pasemos por esto, quizá un pesar interno nos hace creer cosas que definitivamente no son como lo pensábamos, ante todo esto, obviamente en busca de mantenerme cuerdo ando buscando algo que, como dice Gustavo Cerati algo ”que me saque este mareo”.

Luego de mucho ”buscar”, si así le puedo decir, encontré no a la persona ni a la sustancia ilícita que me saque o me libere, el Casco Viejo o San Felipe, ubicado en lo que alguna vez fue el centro de la Ciudad de Panamá, bueno, San Felipe fue el centro alguna vez de la capital.

Eran momentos esos en los cuales sentías que el mundo crecía y te dejaba atrás, sencillamente espantoso. Eventos como esos suceden en la vida a cada momento, pero no son peligrosos, lo peligroso es la importancia que le puedas llegar a dar. Esos momentos que vienen y van, esos recuerdos que nunca quisiste haber tenido, todo lo que se puedo haber hecho… Y bueno, se puede decir que son vivencias no queridas las que te llevan en algún momento a la decadencia.

Fue hace más de 2 años, conocía el lugar con anterioridad, pero no tenía relevancia espiritual ni mental en mí, hasta que de la nada…

Llegó mi temporada de querer estar en todos los eventos y conciertos habidos ypor haber, sólo de la escena rock, para tenerlo en claro, y surgió el nombre de San Felipe en una conversación con mi hermano, mi mentor de casi media infancia y que de los próximos años de mi vida, y decidimos embarcarnos en un viaje que termina siendo toda una odisea por el sistema de transporte público en Panamá. Un día X, como cualquier otro, llegamos, llegamos y encontré algo muy interesante, ¿qué era?

La magia del lugar, esa sensación de vaga felicidad que uno siente en el alma, pienso que esa pequeña felicidad sólo me la da San Felipe, hermosas infraestructuras, a pesar de estar absolutamente consumidas por los años no dejan de ser atrayentes para mí, cuanto más viejo sé que muchas cosas han pasado por aquí, quién sabe las cosas maravillosas que han podido ocurrir en muchos años de historia e historias que jamás han sido contadas, que quedan en la mente de personas que jamás conoceré, pero que dejaron su huella ahí, ya sea para bien o para mal, pero la dejaron. No puedo quedarme por la vida investigando absolutamente todo, lo único que puedo hacer es disfrutar del camino.


Es difícil de creer, creo que nunca lo podré saber, estar allá rodeado de agua de mar, edificios a punto de colapsar me traen recuerdos a la mente, sin duda alguna, he pensado que ese lugar es y será mi casa.

Claro, nada es perfecto, como es un lugar algo pasado de años y con pocas reconstrucciones es casi un depósito de gente de clase baja, los famosos pobres de nuestra sociedad, un problema que jamás será neutralizado, y eso es algo que hace que cada día más dude y deje de creer en la bondad y capacidad del hombre por hacer algo bueno en favor del prójimo, pero bueno, así es la gente de ”Grandes Sociedades”, existe un alto índice de delincuencia, pero por fortuna no he tenido la oportunidad de ser atracado por nadie, por ahora.

Aunque a pesar de ello el lugar no deja de ser un sitio turístico, puedes ver mucha hermosura en el camino, miras a tu alrededor y ves una cantidad incontable de gente que busca derrochar su dinero en cosas que no necesitan para decir ”Yo estuve ahí”. Extranjeros y diversas subculturas sociales yacen en San Felipe, puedes ver a los deportistas urbanos más conocidos, me refiero a los ‘skaters’, esos muchachos al parecer no tienen nada que hacer por las tardes, como los envidio, también está la gente rastafari, que con todo su paz y amor buscan venderte una pulsera, o en el peor de los casos, venderte marihuana. Están los activistas en pro de la ”cultura” en Panamá metidos en el lugar, a lo mejor percibieron la magia también del lugar para hacer sus eventos, o sencillamente piensan que es más probable sacarle dinero a la gente haciendo sus cosas en un lugar como éste que en otro.

Perdonen que mi redacción sea mala, no organizo mis ideas, pero así escribo, acorde lo voy pensando.

Pero, nunca como el final del día, el atardecer, siempre tienes la hermosa sensación de que al atardecer se va otro día, puedes ver cómo la belleza o asquerosidad de un día desaparece con ese atardecer, y ya sea bueno o malo el día, llegas a admirarlo. Eso me ocurre, siempre, en San Felipe cuando anochece es algo majestuoso, se van las luces del día, llegan las del hombre. A pesar de que no esté de acuerdo con tanta modernización es majestuoso ver una atardecer allá, todos los focos sobre tí, eres la estrella del espectáculo que representa el final del día, es como si te gritaran a voces altas ‘APROVECHA LA NOCHE, QUE ES LARGA’, por lo menos conmigo hacen eso.


Luego de varias horas lejos de casa, cuando regresas, ese suspiro que habías soltado al llegar a San Felipe regresa, pero con un nudo encima, triste, es la cruda realidad, pero luego te pones a ver todo lo que has hecho en ese día y sientes que la vida vuelve a valer la pena.


Quizá no sea el lugar más perfecto de Panamá, en realidad ningún lugar lo es, pero mejor que él, imposible.


No hay comentarios:

Publicar un comentario